27 de noviembre de 2011

Claridad de claroscuro que haora no me deja mirar, ahora más vale más "esforzar" por amar

Ahora que regreso me doy cuenta que me fui para dejar “nada” pero porque también es cierto que me fui para encontrar “Todo”, el todo amoroso. Pero aún me encuentro anestesiado, desubicado, descolocado… por mucho que me esfuerce a prestar atención, aún todo me parece indiferente, como la futilidad de la musa posando al desnudo ante el pintor apasionado, como el chico con el ipod en el metro, impávido ante el maremágnum de la muchedumbre pisoteando los pasillos del andén…. ¿Qué sucede? Que aún no logro despertar una ambición, esa que te plantea el mundo hoy que me causa desazón; tener hacer correr llegar salir entrar y nunca poder estar… parece más bien que no solo somos peregrinos de este mundo sino como turistas tratando de ver todo, empresarios viendo que ofrecemos en un mundo globalizado en donde nuestro hogar más frecuente se parece a un hotel 5 estrellas, en donde lo único familiar es la frazada de la almohada.


Reconozco que insertarme en este modelo tan comercial, mercantilista de la vida, en donde la diferencia de las palabras necesidad y deseo se pierden en sinonimia semántica, en donde hasta la muerte se vende más que a la ramera (bella) de la esquina, en donde le sale más oneroso literalmente caer muerto en un mausoleo…, y tantas cosas más, me plantea un serio reto de configuración, ya que puedo caer en obviar lo esencial, la imprenta que ha dejado esta experiencia/s en mi vida.

Se habla de crisis de sentido, búsqueda de nuestra ultima ratio, en el fondo no diferimos del hombre moderno que creyó encontrar el sentido del mundo, desentrañando el orden mecanicista del cosmos, al fin del acabo todo parecía tener coherencia, porque al menos el pertenecer el hombre como una pequeña parte de él, aunque sea una pequeña piececilla del reloj los hacía creer importantes, que incluso éramos capaces de construir un reloj suizo, cuando el mundo es ahora más que un misterio, o el periodo post moderno con la fallida y ya ratificada fe en el progreso. Los existencialistas, lo hinduistas, budistas, los cristianos, neoplátónicos, etc… (el hombre si acaso) todos reconocen cierta insatisfacción ante la dudas que nos plantea la vida, estamos en búsqueda, y mientras el pluralismo religioso pone en duda al monismo religioso según la versión de cada creyente, todo parece carecer de sentido. Lo cierto del caso es que hemos reducido la búsqueda del sentido de la vida, al coto exclusivo e individualista de la magia, las cartas, la astrología, nuevas formas de meditación, música esotérica, las dietas light, y otras “filosofías” de las frases hechas a la medida, etc… pareciera que todo es relativ,o individual e irracional. En fin que tan solo bastaría simplemente sentarnos en un “templo”, en “tu hogar” y callar, permanecer, acallar al ritmo estrepitoso de la vida callejera, y dejar fluir nuestra parte más íntima, justo ahí donde confluye en su centro el alma el cuerpo y el espíritu, dotándonos de insospechadas fuerzas centrifugas que se abren a infinitas posibilidades de encuentro con los demás, ahí donde surge el místico, el indiferente pero siempre pendiente, no el enajenado ni el egocéntrico, sino el místico, no el racionalista empírico, ni el fiel laico determinista, sino el hombre integro, pleno, en una visión adualista, que busca su centro o su punto en donde se parte al centro de la espiral, cada vez más hondo y más profundo y a la vez humilde y sencillo.

Pues bien finalmente el reto consiste en insertarnos a un mundo o más bien al esquema occidental de la movilidad ascendente, de la escalera del “éxito”, principalmente porque de algo hay que vivir, los bienes apra nada desdeñables pero en su justo lugar… pero sin que está vorágine vea mermada mi libertad a tal grado que lo descubierto en estos último meses de mi vida, -en cuanto a lo más fundamental y esencial de mi vida- se entreteja en un filigrana armónica de lazos filiales, de paz y amor interior que se desborde constantemente hacia al exterior. Porque al final lo mudable… cambia pero lo esencial no solo permanece sino prevalece.

Expersigeré homo! Quia pro te Deus factus est homo (¡Despierta hombre! Pues por ti Dios se hizo hombre) Sin extremos, no te vayas del punto A al punto B, busquemos el punto ecuánime de la balanza sin olvidar la radicalidad del amor… La única de medida del amor es amar sin medida (S. Agustin). No hay que morir de amor sino vivir por el amor.

1 comentario:

Unknown dijo...

hola¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡