18 de mayo de 2009

No te bajes del mundo: ¿Qué hacer en una Guatemala convulsionada? huyamos y corramos, el mal sigue. Por Erick Spiegeler.

Justicia en Guatemala

En una Guatemala convulsionada por los últimos acontecimientos, me parece pertinente y necesario hacer la exhortación de no huir de Guatemala, de no huir de este mundo, ya oigo con frecuencia decir, “Guatemala es una basura”, “huyamos”, “escondámonos”, “mejor me voy a vivir a otro país” y de veras que dan ganas, sobre todo porque tenemos los recursos y no no seria tan difícil, quizás contamos con un apellidito que te acredite como miembro de la Unión Europea, una doble o triple nacionalidad que te de la opción de escoger que país, de ir a vivir como ciudadano a un país extranjero, que cuando menos sino te garantiza el éxito profesional, por lo menos, una estabilidad económica y seguridad. Digo que no sería tan difícil para algunos pocos, pero hay otros quienes siendo también “inocentes” de tantos males e inmoralidades que aquejan a la sociedad guatemalteca, no los dejan ni pisar pie en otra frontera, están condenadas primero a sobrevivir con lo mínimo de bienes materiales y luego si tienen suerte, obligados a esquivar las balas. Pareciera que la mejor opción de la versión moderna del furga mundi, fuese huir de nuestro país, pero creo que si no somos responsables de manera directa de lo que esta pasando, cuando menos, responsables por omisión, de quedarnos por mucho tiempo cruzados de brazos. Estoy convencido que en una sociedad justa, en donde los habitantes en general gozan de los mínimos esenciales para vivir con dignidad, no se dan tan altos índices de violencia, y que en una sociedad políticamente participativa y democrática, no hay tanta corrupción y desfalcos. Estamos en lo que los políticos denominan un “Estado fallido”, no puede garantizar ni lo más mínimo, pero ¿Qué es el Estado? ¿Una abstracción o un conglomerado de individuos denominados funcionarios públicos, compuestos por las mismas personas elegidas democráticamente dentro de la sociedad?

Hemos callado en cosas pequeñas y ahora nos es imposible hablar en cosas grandes. No trato de ponerle el dedo a alguien o dar un retahíla de regaños y recriminaciones, ya que yo mismo soy miembro de ésta, nuestra sociedad. Por eso, viene muy de la mano el texto que leía hace unos días de Jesús Urteaga (teólogo y sacerdote), en donde su voz, dirigida para otra época y lugar, hace eco vivo en nuestro días y nos recomienda en estas situaciones que no huyamos de este mundo:

“Por todo esto, volviendo a la pintada, te exhorto a que no huyas, no trates de bajar del mundo en marcha; afronta ese dolor que te envuelve y ayuda a enjugar las lágrimas de los que caminan junto a ti. Combate el sufrimiento con los medios que tengas a tu alcance, trata de eliminarlo. pero si continúa atormentado, lucha y no dejes de ofrecerlo. Dios sabe más. Se contemplan mejor las cosas desde arriba. Por los vericuetos de la tierra llegan las almas buenas a amar el dolor como medio de purificación.

Un hombre cristiano no se apea del mundo, por feo que esté el panorama; no se aleja de él, por corrompido que esté el ambiente; no escapa de los hombres, por intrincados que estén sus problemas.

“Ahí tenéis que estar…, preocupados por solucionar las situaciones difíciles, aliviando dolores, acompañando a los ciegos del alma…

“… Esos descalabros, los percances y contratiempos, los desamparos y zurriagazos, son oportunidades para completar la Pasión de Cristo en nosotros, nos diría ahora San Pablo.

“Sufre la Iglesia, padecen los países, chirrían las almas… El mundo anda loco, loco, loco. La enfermedad no es de ahora, viene de lejos. Pero no se encuentran síntomas de curación. Es un mundo, el nuestro, de violencias, secuestros, inmodestias, mentiras, opresiones, ignorancias fenomenales en materias fundamentales.

“En las situaciones apuradas de una madre con muchos hijos pequeños y pocos medios materiales; cuando se amontonan facturas, letras y desdichas en el hogar; y coscorrones y malas calificaciones en los colegios de los chicos; y zancadillas y calumnias en el trabajo; y noticias alarmantes en la prensa, en la radio, en la tele…, uno está como para bajarse del mundo en marcha… ….No dejes de levantar tu mirada por encima de las casas, por encima de las montañas, por encima de los engorros. Arriba y abajo, en cañadas reales, en trochas y en campos terregosos está Dios; acógete a El…

“…No obstante habrá que seguir remando; aun ofreciendo las cosas a Dios, los problemas siguen latentes. Pero sabemos que llevamos a Dios con nosotros…” (“Los defectos de los Santos”, pág.223-225).

Por eso trabajemos juntos, empecemos a recoger los escombros, limpiemos el terreno y manos a la obra, a construir los valores, las conciencias y corazones, ¡Que hay esperanza! Pero requiere de un trabajo en conjunto que dejemos el individualismo material y el bienestar particular, que todos tenemos un ladrillo que colocar, que si ustedes huyen de ésta, su tierra, probablemente tengan un ladrillo que se va desperdiciar, porque en otros lado sobran muchos y aquí tenemos pocos, los buenos son más pero pocos los valientes que se quedan para batallar.

Erick Rodrigo Spiegeler Herrera.

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