11 de agosto de 2011

Día 11 - Una aventura en bicicleta



El día de hoy, los dos alimentos

después de haber ingerido el alimento espiritual

con laudes, oficio de lectura y pan celestial

se nos brindó el sustancioso desayuno

que nutre el cuerpo físico de uno

Y dejan a todos contentos

Y nada, al quehacer en la huerta, a terminar con aquella mala hierba que nunca muere, por bien entendida la experiencia. En efecto aquella hierba que con tanto empeño habíamos rebajado hace dos días ya se había empeñado en recobrar altura... Clarificado me ha quedado el dicho popular. Por eso los hijos de la luz dice en el evangelio, han de ser también astutos en la lucha contra el mal, recordando a San Pablo quien nos exhorta a nunca ser vencido "No te dejes vencer por el mal, antes bien, vence al mal con el bien" Rm 12, 21. Y con una escoba y trapitos en mano a limpiar nuestro antiqueño pero bello convento.

No me voy a extender y en amparo al conocido adagio: “Las imágenes hablan más que mil palabras”, les dejare un presentación de nuestra travesía ciclística, desde Torrente hasta los adentros de la "ciutadella" de Valencia. Un recorrido que sin regatear a los pedales, a las llantas que le faltaron un poco de aire, el sol retador veraniego y los no menos de 25 kilómetros, nos hicieron apreciar los bellos parajes de la avenidas tipo boulevard y las zonas con su estilo colonial con plazuelas como la de Neptuno para tomar un sabroso cappuccino (tarea pendiente) y la presencia ya multitudinaria de peregrinos en los Templos, augurando la ya inminente Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011, que por cierto ya espero con gran ilusión, un millón de jóvenes con una ilusión, en búsqueda de un encuentro, que como dice Benedicto XVI, "pueda cambiar sus vidas".

Se respira y se aprecia la vida de manera distinta en bicicleta, vea usted…


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