26 de agosto de 2011

Día 26 - "La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos."Hch 4, 32


¿Y  de que va eso de vivir en comunidad?

En estas últimas semanas he podido observar muestras verdaderas y reales de lo que significa vivir en comunidad, común-unidad, mismas que solo pueden brotar no de una ley externa heterónoma, sino de una ley superior que no se impone, sino que brota de una voluntad totalmente libre que solo puede provenir del  verdadero amor. Por ejemplo, no podría yo imaginar que de un comentario, -que ahora que lo medito brotaba de un reclamo o exigencia silente de un apego material mio-, tal como: “quería ver si no había una grabadora con CD (con especificaciones y todo) para yo poder escuchar mi música” y casi entre dientes, en vanagloria, dije: “porque como baje la computadora allá abajo” que creo que ya semiconsciente de mi ego, logre disimular el comentario y espero sinceramente no lo haya escuchado, que me da todavía vergüenza. Pues bien de un comentario a un compañero y de su respuesta: “vamos a ver si encontramos”. Otro compañero que omitiré su nombre por respeto a su humildad y su obra, escuchaba a través de la paredes de su habitación sin que yo me hubiera percatado entonces. Este compañero, que repito no me percate de su presencia, tuvo la delicadeza de escucharme, cogió y llevo “su” videograbadora y la dejo en mi mesa (con entrada USB y todo, más de lo que yo en mis especificaciones caprichosas exigía). Imagine que había sido  la persona a quien me había dirigido en un principio, pero no era así, ¡Oh sorpresa!,  era aquel incógnito hermano que en la penumbra silente de su humildad en un arrebato (lo que para él pudo ser una simple moción natural) de desprendimiento la había puesto a mi disposición, muestra palpable y real de caridad, que lamentablemente no acostumbramos ver mucho hoy en día. Y no es que lo importante  radique en un artilugio electrónico de estos para escuchar música, sino más bien en la lección de maestro que me ha impartido, la de mostrarme por un lado que el ideal de la vida en comunidad ("Todo era en común entre ellos..." Hch 4, 32-35) es posible y por otro lado el apremio sutil e invitatorio a ser más hermano y dar siempre ese “chin” más de MÍ para los demás.

Me contento con compartirles que eso del “comunismo en la libertad”(para los capitalistas) que plantean en los textos bíblicos de las primeras comunidades cristianas, no es una utopía, sino una realidad. Así es, un hecho concreto, que como cría un gran orador:“estos son hechos, no palabras”¡Es "coooooooorrrreeecto”! 

Me han impresionado otros gestos más que desvelan verdadero amor y desprendimiento en esta bella  comunidad de Torrente, que aclaro, no es que como estoicos y en la ataraxia imperturbable de sus convicciones lo hagan porque lo tienen que hacer como producto de un valor axiológico y dogmático, sino que simplemente, la caridad, la viven en el interior y esto claro, repica con obras en el exterior. 


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