31 de agosto de 2011

Día 31 - El hábito no hace al monje... la oración si.


Mi primer día, todo totalmente nuevo, una experiencia de recogimiento en el silencio de la soledad, de profunda interiorización, tomando como recomendación aquel principio de sabiduría "conócete a ti mismo" pero no en dintel de la puerta del templo de Delfos sino en el frontispicio de la puerta al cielo, al "Reino de Dios" que todos llevamos dentro. No por nada San Pablo nos dice que somos templos del Espíritu Santo (2 Cor 6, 16), pues que mejor que buscarlo ahí adentro.

Es ahora que comprendo la baja calidad de vida que llevamos los occidentales, siempre en prisas, produciendo y consumiendo, en constante agitación, inclusive en activismo filantrópico, nada desdeñable, sin descansar y cuando llega una pausa el ruido nos lo arrebata, que desazón del corazón. Si dentro del índice de desarrollo humano se introdujera una nueva variante que tomara en cuenta  el cultivo de la espiritualidad, los momentos de recogimiento y recreo interior, los occidentales tendrían los índices más bajos de desarrollo humano. Recuerdo en numerosas ocasiones haber leído sobre este advertencia en libros de espiritualidad y es ahora que no solo puedo entenderlo sino que puedo ver la necesidad de esa integralidad entre cuerpo, alma y espíritu, y es que cuantas veces nos ponemos al servicio de ese aspecto intrínseco de nuestra realidad personal, hace falta estar en el silencio de la soledad de uno mismo.

Pude escribir una líneas a Dios, que van así:

"Silencio que no eres ausencia,
es buscar la voz en el interior

Te busco Señor se que estas adentro
llamo al interior, no te veo, no te encuentro

Será que no he aprendido a sondear
a indagar en lo profundo, a crear

Se que estas ahí y más adentro
más que yo mismo me harás llegar

Quiero perdonarme
díctame la plegaria
Quiero abrazarte 
que me sostengas de frente...

Si por justicia yo te amará
en mi injusticia 
ya me condenara...

Quiero corresponderte pero aún no reconozco, no puedo solo, 
sólo por tu gracia y por eso te busco internamente, 
en lo profundo de tu morada, no en la mente
para que me hagas creer que te correspondido con mi amor 
cuando has sido tu siempre amándome en el corazón"

Algunas líneas que le comparto de mi rato de oración, que bello es escribir a la amada y más al amado, una oración. 

Pues bien, un día con diversas actividades, primero en la mañana, la siempre nutricia oración oficio de lectura, que con la reflexiones de la palabra de Dios sobre la palabra de Dios y una segunda lectura de las reflexiones de los santos padres de la Iglesia, empiezas a degustar lo que el Señor tiene para ti hoy, luego con la salmodía y un himno poético empiezas hablar el lenguaje místico, y finalmente lo digieres con un espacio de 30 minutos de oración mental. Luego desayuno, compartes y a la formación propia de la Orden (Charlas sobre la historia de la orden y sobre S. Agustín). La hora intermedia de rezo augura la bendición de la comida (1:15pm), leve refacción, acto mariano a las 4, más formación y luego, no menos importante, el deporte que aunque no se le dedica un espacio tan largo como a la oración, con una hora bien corrida saca las calorías de un buen mesón. 

Luego 30 minutos de oración personal, que por mi parte aproveche el silencio cuasi sepulcral de las gradas para escribir "un poema pletórico" al Señor (que les compartía anteriormente). Finalmente Misa, vísperas, oración mental y completas. En total diría que entre oración comunitaria, misa y oración personal unas 3 horas y media al día, favoreciendo al recogimiento e interiorización. 

Ahora aprovecho y le pregunto ¿Cuanto tiempo de oración y recogimiento dedica al día hermano? me saldrá con la cantaleta de que no es la cantidad sino la calidad... ya lo quisiera ver diciéndole eso mismo a la novia o el novio, sin que lo mande a volar. Vale, calidad, pero la calidad solo se adquiere con el tiempo, en la constancia y no antes hermano, si usted mete a Dios en su calendario y  su calendario lo lleva en la billetera, luego le ocupa menos espacio que un billete de a "quezal", dígame usted que puede comprar con un quetzal en estos días, ni un pétalo de rosa para la reina, no me joda. 

Recuerde a Dios no lo meta en su calendario, cuando usted es el que esta, por gracia de él y no merito suyo, en la agenda de Dios y bien, ocupa un espacio importante, porque Dios no es como nosotros, pero pregúntele usted a él cuanto tiempo él le dedica en su vida..., seguro se avergonzará saber que siempre esta pendiente, noche y día. 
La calidad de vida no se mide por su nivel de productividad y eficacia o en la adquisición de bienes materiales, siendo además que se necesita tiempo para disfrutarlos, luego hay otros bienes intangibles que se consiguen producto de una disposición del alma a recibirlos gratuitamente, que a lo que se traduce en salario en lenguaje empresarial, aquí son gracias recibidas, y se obtiene en la oración. Dispóngase a tener una mejor vida, llénela de él que sacia la sed para siempre, dispóngase a vivir una vida de silencio y oración, día a día. Ya me imagino le pareció bonito el texto pero la da igual, no lo pondrá en práctica,  ahora este me viene a decir que es maestro en la oración, "que sé yo que  más de las veces me he dejado embelesar por el ritmo de la bachata y el merengue desatendiendo la voz  melódica del silencio que arde en el interior, -de cada uno"

Pero bien yo le doy un clave de vida y usted si quiere la toma o siga trabajando, cómprese una de esas valijas que aunque pague exceso de equipaje lo entierren con ella para ver si lo dejan entrar  allá en el "exterior". Dicen que el rico opulento es igual como los animales que perecen, polvo al cabo de unos meses. San Agustín nos sugiere una forma de hacerlos llegar a la otra vida. "Los pobres a quienes damos limosna, ¿qué son, sino nuestros portaequipajes, que nos ayudan a traspasar nuestros bienes de la tierra al cielo?"

¡INVIERTA EN BONOS DEL FUTURO EN LIMOSNA (CARIDAD) U ORACIÓN!

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