6 de agosto de 2011

Día 6 – “La verdadera felicidad no consiste en poseer lo que se ama, sino en amar lo que debe poseerse” (San Agustín)

Este día transcurrió sin mayores sobresaltos. Temprano, después de lo habituado y concordado con el horario comunitario, partimos a Torrente para terminar de regularizar mi situación jurídica, dejamos el automóvil desde la parte casi más alta de la calle peatonal más larga por la que he caminado, a la altura de los 1, 300 metros (es de aproximadamente 1, 600 metros o 2 kilómetros escuche decir) y empezamos a descender (con una leve inclinación de 10° quizás) hasta el ayuntamiento que se encuentra adivine usted… correcto en el punto cero, es decir, hasta la "chingada", en realidad me gusta caminar, pero a esas horas con el desvelo que me cargaba encima hubiera esperado que de suerte, al acaide de antaño se le hubiera ocurrido un punto más céntrido, ¡hombre! unas centenas de metros menos no me hubiera caido mal.


Hecho lo hecho, nada… llego la tardecita y decidimos enfilarnos a la mar, el mar siempre tiene algo de apasionante y profundo, pero no le voy a mentir no fueron esas elucubraciones las que nos movieron en hondura… simplemente el hastío del  calor. Carlos y yo aprovechamos la costa y corrimos por toda la orilla en donde las olas acariciaban y lavaban con la arena que se escurria en nuestros pies (en realidad en donde las olas se estrellan y producto de tanto cachimbazo la arena se sedimenta por la erosión) y terminamos con una merienda acompañada de una charla profunda basada en experiencias de terceros y propias (por lo que ya habrá experimentado que el “chambre” (chisme) hace más interesante a Aristóteles o cualquier otro sabiondo). La temática, los anhelos, los absolutismos, enamoramientos, miedos y sobretodo inmadureces que marcan muchas veces el camino de la vida.


Dejeme condensar mi aportaciones
Quizás dentro de todo lo que nos sucede en la vida hay algo que tenemos que tener claro, que es propio de hombres y mujeres con madurez, a la par de aprender a tomar tus decisiones, (el arte de elegir de lo bueno lo mejor), vuelvo y repito TUS decisiones, DEBES TOMARLAS TU y no dejar que LA vida las tome por TI.

Y muy importante, recordar que siempre hay una realidad más grande, inmensamente más grande, que nuestra inmaginación deseosa y fogosa no alcanza tan siquiera vislumbrar y que a medida que se empieza a alcanzar esta se aleja, no porque quiera, sino  por las categorias humanas con las que mides, demasiado cercanas, cuando Dios es siempre un misterio más lejos pero más profundamente interior, donde él, te alcanza. Porque estamos hechos para la felicidad PLENA  que como dice San Agustín consiste “en amar lo que debe poseerse”, y nada eche pa´ delante, no se conforme en poseer lo que ama, poca cosa.



1 comentario:

Un hermano dijo...

los años pasan y cada dia uno va aprendiendo mas con la vida misma,asi es el proceso de maduracion, pero creo que lo mas interesante es que los años van pasando y Dios va plantando semilla de humildad que te hace aceptarte tal como eres para luego ser tal como Él lo quiere...