14 de agosto de 2011

Día 14 -Pensamientos de esos que maquina uno caminado, en el diario vivir y algunos que uno no se atreve a decir



“Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza… Y creo Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó”(Gn 1, 26-27)



“Los teólogos afirman que ante la "imagen y semejanza" con la que Dios nos ha creado, la desemejanza es siempre mayor… No será más bien que la imagen y semejanza con Dios es más cercana de lo que nos atrevemos a reconocer, al fin del al cabo Él nos hizo, Él se encarnó, se hizo hombre y no se presentó como "espíritu", o alguna otra forma angelical que lo pudo haber hecho, pero no, se encarnó (de carne y hueso), se hace hombre no por incursión o por tomar un cuerpo, (ya que Jesúcristo decimos en el credo es Dios y hombre verdadero). Lo hizo para compadecerse de nosotros y para “asemejarse" a nosotros”, claro esta si no resulta que en realidad es parte del querer de Dios que nos parezcamos a él, es decir, esta bien la desemejanza es siempre mayor, a nivel ontológico, desde el "ser no creado" de Dios, pero nunca mejor dicho, es un Dios que nos llama y nos imprime su imagen y semejanza desde el principio, "para hacerlo participe de su vida divina", una imagen y semejanza en la libertad y el amor. En este sentido nos llama a ser como dioses ("Ser hombre es tender a ser Dios"Sartre), a amar como él nos ha amado (en eso se reduce la ley y los profetas nos dice en el evangelio) y con su Espíritu Santo no solo nos capacita sino nos devuelve la participación divina. 

Finalmente puedo afirmar que es menor la desemejanza de lo que creíamos, incluso en la libertad que consistiría en simplemente reusarnos a ser imagen y semejanza suya en el amor, somos como dioses que podemos negarnos incluso a nuestro Dios, porque claro no se puede amar de otra manera sino "siendo" libre. La libertad condición sine qua non para el amor. Es una "imagen y semejanza" más cercana que lejana, que esta en realidad al alcance de todos…”.

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